Paseo de tarde invernal pero con una luz radiante que no reflejaba el frio tremendo que hacia. Tras unas primeras cuestas facilonas, el camino es muy suave, con pisar de hierba, y puedes elegir ir cerca de la cortante o algo mas al interior. Llegada final al vertiginoso mirador sobre el salto del Nervion, esta vez con la suerte de ver caer agua.