Tras reposar un rato, hidratarme y mirar las espectaculares vistas desde el castillo, emprendi la vuelta intentando recorrer otro sendero. Me perdi y hay un tramo que es una ladera bajada casi con el culo a rastras. Pero el paisaje y el esfuerzo merecio la pena. Ademas, no se si se oira bien, la parte final junto al rio Ebro estaba acompañado del cantar de cientos de pajaros. Espero que lo disfruteis